Dos cumpleaños seguidos

Es lo que tiene vivir pegado a la línea de cambio de fecha. Los samoanos emplean el poco habitado huso horario UTC-11. Esto significa que son casi los últimos en despedir el día, sólo superados por pequeños territorios como las estadounidenses islas Baker y Howard. Pero no siempre ha sido así. Hasta 1892, Samoa quedaba al oeste de la línea de cambio de fecha. Entonces, el rey Malietoa Laupepa fue convencido por los comerciantes californianos de que las relaciones con los Estados Unidos eran de más interés para el territorio que las que mantenía con Asia y las islas mayores de Oceanía. Así, los samoanos celebraron una suerte de fiesta doble de la Independencia, dos 4 de julio seguidos. Así describe la experiencia Margaret Isabella, la madre de Stevenson, en Letters from Samoa:

Surely now I have been round the world, since at last I have done that to which I used to look forward, I have «gained a day». It seems that all this time we have been counting wrong, because in former days communication was entirely with Australia, and it was simpler and in every way more natural to follow the Australian calendar; but now that so many vessels come from San Francisco, the powers that be have decided to set this right, and to adopt the date that belongs to our actual geographical position. To this end, therefore, we are ordered to keep two Mondays in this week, which will get us straight.

De veras que ahora he dado la vuelta al mundo, o al menos he hecho lo que esperaba, he «ganado un día». Parece que todo este tiempo hubiéramos estado contando mal, [porque] en los primeros días la comunicación se hacía con Australia, y era más simple y de algún modo más natural seguir el calendario australiano; pero ahora que llegan tantos navíos de San Francisco, las potencias han decidido enmendar esto y adoptar la fecha que se corresponde con nuestra posición geográfica actual. Por tanto, han ordenado dejar dos lunes esta semana, lo que nos corrige.

Pues bien, en las últimas décadas cambió de nuevo la dirección de los vientos económicos, y en la actualidad el comercio de los 180.000 habitantes de Samoa está más ligado a Australia y a Nueva Zelanda que a los Estados Unidos. El primer ministro, Tuilaepa Sailele Malielegaoi, se quejaba en 2011 de que no se aprovechaban debidamente dos días laborables de la semana: el viernes, porque en las grandes islas ya era fin de semana; y el lunes neozelandés, porque para los samoanos era domingo. Así las cosas, el cuatro de mayo de dicho año se decidió pasar al otro lado de la línea de cambio de fecha y mejorar esta situación. Esto se hizo finalmente 29 de diciembre: los relojes se adelantaron 24 horas; es decir, no cambiaron de hora pero sí avanzaron la fecha dos días en lugar de uno. Y con esto pasaron de ser casi los últimos en despedir el día a casi los primeros en recibirlo. Digo casi porque parte de las islas Kiribati viven, en un alarde de licencia horaria, un forzado UTC+14. Y en las Chatham rige UTC+13:45, pero esto lo dejaremos para otra ocasión.
Para hacer más divertida la situación, se da la circunstancia de que no todas las islas Samoa acompañaron este cambio. Lo que se denomina Samoa Americana, un territorio en tierra de nadie política, no los siguieron. El primer ministro de Samoa (a secas), entiendo que en tono jocoso, afirmaba que de esta forma se podría celebrar dos días seguidos un cumpleaños, una boda o un aniversario sin salir del archipiélago.

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