El atentado frustrado de 1999

Uno de los sucesos más desconcertantes relacionados con el horario de verano tuvo lugar a finales de siglo en Israel. La tarde del 5 de septiembre de 1999 dos coches bomba estallaban a la vez en lo que parecía una acción coordinada en las ciudades de Tveria y Haifa. Las víctimas fueron los propios terroristas que los transportaban y una mujer que resultó herida. Cuando se llevaron a cabo las investigaciones se descubrió que una confusión debida al cambio de hora había provocado la detonación anticipada de los artefactos.
El suceso aparece referido en múltiples medios y páginas de Internet, muchas veces relatado con sorna. Sus protagonistas merecieron aquel año uno de los premios Darwin, la versión cómica de los Nobel que galardona descubrimientos o acciones inútiles o ridículos. Y ciertamente cuesta evitar presentar el hecho de esta forma, aunque haremos aquí el esfuerzo de aclarar las circunstancias que provocaron este desenlace tan insólito.
La cuestión del horario de verano en Oriente Medio ha sido siempre un poco caótica, por la falta de acuerdo entre regiones tan cercanas a la hora de fijar las fechas de inicio y salida. A ello se suman las varias adopciones y retracciones de la idea y, en Cisjordania y la Franja de Gaza, el conflicto con Israel. Anotar además que la convivencia de diferentes calendarios agravan la confusión.
Israel, hasta el año 1992, cambiaba con frecuencia la duración del horario de verano, que igual podía durar tres meses que siete, o incluso cancelarse, al antojo del ministro de Interior. La ley que regulaba la medida se había impuesto durante el mandato británico de Palestina, y su pervivencia era controvertida. En el año 80 se había acordado una enmienda, pero no sirvió sino para introducir más indeterminación. Así, en el 92 se reemplazó por una nueva ley, que imponía un horario de verano obligatorio de al menos 150 días. Eso sí, ni fijaba duración máxima ni fechas de comienzo o fin. Éstas tenía que determinarlas anualmente el ministro de Interior y ser refrendardas por el comité de Asuntos Internos. La decisión se atascaba a veces y más de un año se resolvió en el último momento, provocando incluso la cancelación de vuelos con el país.
Por su lado, los territorios palestinos también siguen el horario de verano, pero su regulación anual depende de la Autoridad Nacional Palestina. En la época de la que hablamos se trataba de un gobierno muy joven, ya que se había formado en el 94 al amparo de los acuerdos de Oslo. Para entender mejor la confusión de horarios basta mirar el siguiente mapa, que representa en amarillo el territorio bajo control exclusivo la Autoridad Palestina y en rojo las áreas de control conjunto.

Autoridad palestina
Autoridad palestina

En este contexto resulta más fácil entender las circunstancias que llevaron al desenlace del atentado. Los artefactos fueron preparados en territorio palestino, donde regía el calendario de verano marcado por el tiempo estándar de Palestina. La detonación se fijó para el 5 de septiembre a las 18:30 PM. Hora palestina, por supuesto, que en ese momento coincidía con la de Tel Aviv. Los preparativos habían empezado a hacerse dos semanas antes de la fecha. Ese año, Israel abandonó el horario de verano el viernes 3 de septiembre. La decisión de adelantar la fecha se tomó en los días previos, algo bastante frecuente. En algún momento, las bombas pasaron de una zona a otra, desconozco si antes o después de que tuviesen lugar las deliberaciones de la cámara israelí. En algún punto de la cadena de intermediarios se confundió la cuestión de la diferencia horaria. Los últimos destinatarios desconocían quién había ajustado los temporizadores ni cuándo se había hecho, y estaban convencidos de que la detonación se había fijado para las 18:30PM hora israelí. Justo una hora antes, a las 17:30, cuando estaban transportando los coches hacia los objetivos, las explosiones tuvieron lugar, como comentaba al principio.

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