Aunque el calendario musulmán sea el más extendido en territorios bajo presencia islámica, existen excepciones reseñables, como es el caso de Irán, teñida por el poderoso influjo de la antigua Persia. La vecina Afganistán también adoptó el mismo sistema para datar las fechas, de base solar, si bien empleando diferentes nombres para los meses, pues los dos países poseen diferentes lenguas: en el primero se habla mayoritariamente persa, mientras que en el segundo las lenguas oficiales son sus hermanas el pastún y el dialecto dari. Antes de entrar en una descripción en detalle, quisiera hacer dos aclaraciones. La primera es que el calendario iraní oficialmente es llamado hijri (هجري), lo que puede prestarse a confusión, ya que la misma denominación se aplica también al musulmán. Dicho término es el adjetivo derivado de Hégira (هجرة), y en ambos casos alude a año primero en que inician su contaje. Para distinguirlos, algunos autores diferencian entre calendario hijri solar o lunar. Yo he preferido no abusar de esta denominación ya que, salvando dicho aspecto, no presentan otro elemento de coincidencia. La segunda observación es que el actual calendario iraní es el último y contemporáneo de una prolongada evolución, que arrancaría en el babilónico e incluiría variantes aqueménidas, el zoroástrico, el parto, varios sasánidas o el jalalí, los cuales también convivieron con otros (macedonio, de Jotán, islámico, etc.). Estudiar su historia nos llevaría demasiado espacio, de modo que en esta entrada nos sólo centraremos en el que rige actualmente en los países mencionados: en Irán desde 1925 (salvo un lapso de tres años previos a la Revolución Islámica) y en Afganistán desde 1957. Algunos textos adelantan esta última fecha a 1922, lo que no es correcto: en dicho año el país adoptó el jalalí, precursor del calendario actual, pero con distinta duración para los meses.
Como hemos mencionado, el calendario persa o iraní es de tipo solar. Divide el año en doce meses, de los cuales los seis primeros poseen 31 días y los cinco siguientes, 30. El último mes tiene una duración de 29 días, salvo en los años bisiestos. La razón de este reparto está sutilmente ligada al recorrido del sol por las constelaciones de los signos zodiacales, que precisa de más tiempo en verano y menos en invierno. El año en el calendario iraní comienza en el equinoccio de primavera, que tiene lugar el 20 o 21 de marzo del calendario gregoriano. Los primeros seis meses, hasta el equinoccio de otoño, suman 186 días, y los siguientes 179. De esta manera se ajustan más correctamente los hitos astronómicos. La cuestión del año bisiesto es algo más compleja: la intención de iniciarlo exactamente el equinoccio vernal da lugar a un bisiesto aproximadamente cada cuatro años, que a veces se convierten en cinco (los cálculos arrojan una vez cada 33 años, pero circunstancialmente pueden quedarse en 29 o 37). Existe un sistema algorítmico que agrupa estos periodos en ciclos de 128 años, y éstos en otros más amplios de 21 más uno de 132, sumando en total un gran ciclo de 2850 años. No vamos a entretenernos con su aritmética, sólo mencionar que alcanza una extraordinaria precisión, que acumularía sólo un día de error cada casi cuatro millones de años.
En lo que respecta a la era, la fecha se cuenta como periodos solares transcurridos desde la Hégira, lo que permite una conversión relativamente rápida al calendario occidental: basta sumar 621 años a la fecha iraní (622 entre el 1 de enero y la primavera). Respecto a la semana, como cabría esperar, dura siete días y comienza en sábado.
Los nombres de los meses son, como se ha mencionado, diferentes para iranís y afganos. Los primeros (Farvardín, Ordibehesht, Jordad…) derivan de antiguas deidades zoroástricas. En Afganistán reciben el nombre de las constelaciones, bien en pastún (Wray, Ǧwayay, Ǧbargolay…, que serían Aries, Tauro, Géminis…), bien en persa dari (Hamal, Sawr, Jawzā…). Los kurdos de dicho territorio también tienen denominación propia en su lengua: Xakelêwe, Gullan, Cozerdan…. Respecto a los nombres de los días de la semana, el sábado es shambe, derivado del sabbath; los cinco siguientes simplemente cuentan los días transcurridos desde éste: yekshambe, doshambe, seshambe, chæharshambe y panjshambe; por último, el viernes (jom’e) es de procedencia árabe.


