El mecanismo de escape

La relojería moderna conoció un cambio cualitativo en torno al siglo XIII con el desarrollo del mecanismo de escape. En esencia se llama así a los sistemas que permiten aprovechar una fuerza para obtener un movimiento continuo, evitando la aceleración que libremente produciría. Esto se consigue usualmente bloqueando y liberando el movimiento en intervalos constantes, lo que da lugar al sonido característico de los relojes. Existen más de doscientos tipos de mecanismos para llevar a cabo la función de escape. Una posible clasificación, de acuerdo a cómo se efectúa la detención de la rueda que dirige el movimiento, los agruparía en:

  • Escape de retroceso: son los más antiguos, y reciben su nombre del hecho de que, tras cada avance, la rueda efectúa un pequeño retroceso por la acción de un elemento moderador.
  • Escape de reposo: el moderador detiene la rueda, sin llevarla atrás.
  • Escapes libres: el elemento regulador no está en contacto directo con el motor, y no detiene el movimiento que produce.

En entradas posteriores desarrollaremos algunos de estos mecanismos; en ésta anticipamos uno de los más sencillos, con objeto de clarificar su funcionamiento. Se trata del escape de Graham, frecuentemente usado en los relojes de péndulo. En las figuras que siguen se muestran dos posiciones de una rueda dentada, que es accionada por pesas colgadas de su eje o muelles. De ellos recibe la fuerza que la hace girar, y su movimiento hará avanzar al mecanismo que hace girar las agujas del reloj. Al conjunto lo acompaña un péndulo, unido en su parte superior a una pieza denominada áncora. Ésta posee dos dientes en sus extremos que bloquean con cada oscilación la rueda a izquierda o derecha. Así se evita que ésta se acelere y posibilita que las manecillas del reloj puedan avanzar a intervalos regulares de tiempo.

Escape de Graham 1
Escape de Graham 1

Escape de Graham 1

Escape de Graham 2
Escape de Graham 2

Escape de Graham 2

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