El único reloj de carácter histórico y en activo en las catedrales españolas se encuentra en santo Domingo de la Calzada. Su mecanismo está insertado en la una torre exenta, es decir no unida al edificio principal, sino situada a unos pocos metros. Hecho también inusual y debido posiblemente a las características del terreno (la anterior, de estilo gótico, tuvo que derruirse antes de que se viniera abajo; ésta se cimentó de modo que las aguas subterráneas discurriesen a su alrededor). Es barroca y se ordenó construir en 1762. Sus 70 metros de altura, que la hacen ser la más elevada de La Rioja, dan cabida al foso que alberga las pesas del reloj y permiten que éstas tarden ocho días en recorrerlo. Es el tiempo que le dura la cuerda a este artefacto puramente mecánico.
El reloj fue encargado en 1780 por el cabildo, y por él tuvo que desembolsar 6800 reales. Lo construyó el herrero Martín Pasco, de Huércanos. Emplea dos de las ocho campanas que posee la torre: una grande para anunciar las horas y otra pequeña para los cuartos. Se terminó de restaurar en 2005, lo que ha permitido, como se ha comentado, que hoy en día permanezca en activo. Se puede contemplar en la subida a la torre, abierta al visitante.


