El único calendario inteligente

Otto Neugebauer, a propósito de la astronomía egipcia, dice en The Exact Sciences in Antiquity lo siguiente:
Only in one point does the Egyptian tradition show a very beneficial influence, that is, in the use of the Egyptian calendar by the Hellenistic astronomers. This calendar is, indeed, the only intelligent calendar which ever existed in human history

El año civil egipcio estaba constituido por doce meses de exactamente 30 días más cinco días denominados epagómenos que se agregaban al terminar dicho ciclo. Se distinguían tres estaciones de cuatro meses cada una: Akhet, Peret y Shemú, que se asociaban a época de la inundación, la siembra y la cosecha. El año tenía pues 365 días, lo que hace que cada cuatro años perdiesen aproximadamente un día con respecto al año astronómico (el que corresponde a nuestros años bisiestos). Esta diferencia se observó muy tempranamente, lo que llevó a la introducción el denominado año sotíaco, que comenzaba cuando la última estrella en aparecer sobre el horizonte era Sirio (Sothis, o la estrella perro), momento aproximado en que el Nilo comenzaba su crecida. Es fácil calcular que ambos calendarios coincidían una vez cada 1460 años, lo que se conoce por periodo sotíaco o de Menophres. H.E. Winlock fija el establecimiento de ambos calendarios en el 2773 a.C., época en la que coinciden, por parte de Imhotep, ministro del rey Zóser de la III dinastía, deificado posteriormente como padre de la ciencia egipcia.

Los egipcios tenían fiestas lunares, móviles por tanto en su calendario solar. Esto llevó a los sacerdotes a estudiar los ciclos de ambos astros y establecer, como se observa en el papiro Carlsberg 9, que 25 años eran equivalentes a 309 lunaciones.

Respecto al día, estaba dividido en diez horas, según se desprende de relojes de sol como el obelisco de Seti I, a las que se le agregaban dos para el amanecer y el anochecer. Estas divisiones eran de igual duración tan sólo en los equinoccios. También utilizaban clepsidras o un instrumento de función parecida al astrolabio denominado merkhet para calcular las horas nocturnas. Para ello se elegía una estrella distinta cada diez días, periodo denominado decano, y se aguardaba el tránsito de éstas por el meridiano. En verano sólo son visibles doce decanos, lo que llevó a establecer también las mismas divisiones para la noche. Este sistema fue adoptado por helenos y romanos, y la división del día en 24 horas ha llegado a través de ellos hasta nosotros.

Facebooktwitterlinkedin