La meridiana de San Petronio

La primera referencia a una meridiana solar la encontramos en De Architectura de Vitruvio, aunque el término no tiene el sentido que más adelante se le daría, sino que se usa como elemento constructivo del analema. El tiempo haría que meridiana y analema al mediodía terminasen identificados. En esencia, la meridiana como instrumento es algo tan simple como un objeto o hendidura que se usa para estudiar la sombra (o luz) del sol que proyecta cada mediodía. Dicha figura forma un ocho alargado precisamente en la dirección de las meridianas terrestres. Su construcción, pues, puede ser muy sencilla, y un instrumento así nos proporciona información valiosa, como la determinación de la fecha. En efecto, la sombra más corta marca sobre el suelo el solsticio de verano, y la más alargada el de invierno. Entre ambas marcas, se puede ir señalando el día del año, que se repetirá -casi, habría que anotar- en los años sucesivos, a modo de calendario.

Meridiana del Hotel Victoria. Fuente: Harlock81
Meridiana del Hotel Victoria. Fuente: Harlock81

Sin embargo, sus posibilidades no se agotan en ser un mero calendario solar. En el siglo XVII el interés por dicho instrumento conoce un curioso renacimiento. Kepler acababa de publicar sus descubrimientos, y el debate sobre el heliocentrismo sacudía la astronomía. Más allá de los propios cálculos del alemán, fue precisamente uno de los científicos dudosos respecto a sus ideas quien aportaría la primera demostración de su segunda ley. Quizás Giovanni Cassini pretendía probar que el Sol giraba alrededor de la Tierra, pero lo que obtuvo fue una evidencia de lo contrario.
Me explico: desde antiguo se sabía que el Sol parecía moverse sobre el cielo más lentamente durante los meses de verano. La creencia antigua decía que tal hecho se debía meramente a una cuestión de perspectiva, ya que durante esos días el astro está más lejos de la Tierra (si te ha extrañado esta frase, debes leer el porqué de las estaciones antes de continuar). Según Kepler, no se trata sólo de eso: nuestro planeta se mueve efectivamente más rápido al acercarse al Sol. Para comprobar si tenía razón -o demostrar que estaba equivocado- había que medir durante el año las variaciones de su diámetro, las de su sombra, y llevar a cabo algunas cuentas. Y Cassini se puso manos a la obra, pero necesitaba medidas muy precisas de la meridiana, tan precisas como le fuera posible.
Había en realidad otros intereses adicionales que se sumaban al proyecto: la determinación exacta de la duración del año solar no era menos importante, ya que de ello depende el calendario, y llevaba asociada la eterna preocupación de la Iglesia por la determinación de la fecha de la Pascua. Pues bien, para efectuar estas mediciones con la mayor precisión, Cassini necesitaba una meridiana lo más grande posible. Y le parecieron suficientes unos 27 metros. A esa altura, en la Basílica de San Petronio, en Bolonia, practicó un agujero de dos centímetros y medio, que proyectaría una sombra sobre el suelo capaz de extenderse en verano hasta casi 67 metros. Todavía hoy sigue siendo la más larga del mundo.
En realidad, tal proyecto en la basílica lo inició 75 años antes Ignacio Danti, quien después formase parte de la comisión de la que nació el calendario gregoriano. Sin embargo, tuvo que ser demolido por una ampliación. Cuando Cassini estudió su reconstrucción, no se conformó con la altura original del gnomon (la abertura), sino que quiso elevarlo un tercio más. Puede parecer sencillo, pero en realidad se trataba de una osadía: el templo no mira exactamente al sur, y la meridiana caía pues en diagonal. Para hacer dicha ampliación el astrónomo tuvo que hallar una posición crítica en la fachada de modo que la luz discurriese de forma muy ajustada entre las columnas.
Meridiana de San Petronio
Meridiana de San Petronio

Aunque Cassini evidenció con sus cálculos la validez de la segunda ley de Kepler, su condición de italiano no le permitía adoptar a la ligera la postura geocéntrica. Por esta razón terminaría concluyendo que «il Sole o, il che è la stessa cosa, la Terra, può essere trattato come un pianeta, come affermato da Copernico» [el Sol, o equivalentemente, la Tierra, puede tratarse como un planeta, como defendía Copérnico].

Quien esté interesado puede consultar la publicación de Giovanni Domenico Cassini en openlibrary.org: La meridiana del templo de San Petronio.

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