Parapegma

El parapegma (su plural es parapegmata) es el precursor de nuestros antiguos almanaques. Consistían en tablillas de piedra, o directamente dibujos sobre las paredes, en los que inscripciones dispuestas en forma de círculos o hileras aventuraban predicciones astronómicas, astrológicas o meteorológicas. Al lado de éstas, unos orificios servían de clavijero para hincar un puntero que debía avanzarse cada día. La información que recogen pueden abarcar en lo referente a los ciclos temporales el día de la semana, del mes (el ciclo lunar), el desplazamiento del sol por los signos zodiacales, el día del año acompañado de indicaciones de solsticios o equinoccios, el día nundinal (de mercado), el orto de estrellas, etc.
Los primeros parapegmata son de mediados del siglo III a. C. y se atribuyen a Conon de Samos, aunque tradicionalmente se ha considerado a Metón y Euctemón los inventores de estos instrumentos. Se han encontrado numerosos parapegmata en ruinas griegas y romanas, de los que se conservan unos sesenta en la actualidad.

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