Las visitas al cementerio a comienzos de noviembre y las representaciones de Zorrilla desde hace tiempo están siendo sustituidas lentamente por disfraces de bruja importados de las noches de Halloween de la cultura anglosajona. En España ya se ven niños de casa en casa amenazando un «trick or treat» (broma o regalo), mientras en Viena, Ciudad de México o Caracas se lucha por trocar calabazas por crucifijos. Habría que decir que por segunda vez.
Halloween, despojada del aspecto comercial, es una mezcla de tradiciones bastante dispares: el término deriva de All Hallow’s Even (Vigilia de todos los santos), pero la fiesta se remonta a celebraciones druidas en las cuales se invocaba a la deidad Sanhaim. Esta noche marcaba el final de las cosechas y del año en la cultura celta. Se pensaba que en ella el dios de la muerte permitía retornar a los difuntos, y se aprovechaba la ocasión para intentar comunicarse con ellos. También quedaban liberados espíritus malignos, y a modo de protección se realizaban hogueras, sacrificios, o se intentaba asustarlos decorando las viviendas con motivos siniestros.
Las fiestas romanas más cercanas eran las que se hacían en honor a Pomona y la Feralia. La primera, por coincidencia en el calendario, se ofrecía a la diosa de los árboles frutales. En la segunda, que acaecía el 21 de febrero, se dedicaban oraciones y sacrificios a los difuntos. La invasión de las Islas Británicas en el 46 a.C. llevó a la postre a la desaparición de druidismo, pero no así de la festividad del Sanhaim, que se asimiló sin dificultad.
Casi en el siglo IV el interés por restablecer la autoridad del emperador, y su carácter divino, llevó a Diocleciano a recrudecer las persecuciones de cristianos, y puso a éstos en la necesidad de rememorar a todas las víctimas en una festividad común. El festejo se extendió a toda la cristiandad dos siglos más tarde, cuando Bonifacio IV consagró el Panteón de Agripa al culto de la «Virgen y los mártires». Gregorio III intentó siglo y medio más tarde suplantar con esta festividad, quizás la más próxima en su significado, los ritos celtas todavía existentes. Para ello cambió la fecha de su celebración del 13 de mayo al 1 de noviembre. La Iglesia Ortodoxa celebra el Día de Todos los Santos el primer domingo después de Pentecostés.
Halloween fue exportado a los Estados Unidos en fechas relativamente tardías, a mediados del siglo XIX, por emigrantes irlandeses. Allí descubrieron las calabazas e hicieron famoso a Jack-O’-Lantern, pero con esto lindamos ya el aspecto comercial de la fiesta.


